Reflexiones del beato Juan XXIII

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A eso de caer y volver a levantarte,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que torcerlo,
de encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso, no le llames adversidad, llámale entrenamiento que te llevará a la sabiduría.

A eso de fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar.
A eso, no le llames castigo, llámale enseñanza.

 A eso de pasar días juntos,
días felices y días tristes,
días de soledad y días de compañía.
A eso, no le llames rutina,
llámale acumular experiencia.

  A eso de que tus ojos miren
y tus oídos oigan
y tu cerebro funcione
y tus manos trabajen
y tu alma irradie
y tu sensibilidad sienta
y tu corazón ame.
A eso, no le llames poder humano,
llámale milagro divino,
y agradece haberlos recibido.

Beato papa Juan XXIII
En el aniversario de su muerte, el 3 de junio de 1963, en la ciudad del Vaticano

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

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“La devoción al Sagrado Corazón de Jesús en su más íntimo sentido es tan antigua como el cristianismo. Tiene como libro fundamental los Evangelios, en particular el de San Juan, donde el Corazón de Cristo se expansiona con ternura infinita. Es la devoción al amor de Cristo, al amor increado del Dios eterno y al amor creado de la persona adorable de Cristo, amor que se simboliza en su corazón, como la Patria se simboliza en su Jefe o en  su Embajador o en su bandera. Así el amor en lo que el sentir popular siempre ha tenido como órgano del amor, el corazón, que por estar en la persona de Cristo íntimamente unido a la divinidad puede con estricta propiedad ser adorado como merece serlo Dios mismo.

Pero a tiempos difíciles, grandes remedios. Por eso la Providencia divina en estos últimos siglos, en que tanto se ha resfriado la caridad entre los hombres, ha querido hacerles un nuevo y sublime llamamiento poniendo de relieve en Cristo el atributo que más puede conmover una época como la nuestra, el de su amor. Y así en multitud de revelaciones privadas y en el sentir general del Espíritu Santo que ha impulsado una corriente poderosa, se ha propuesto en mil formas este ideal. Jesús es el amor que no cesa de amar a los hombres a pesar de las ingratitudes con que ellos rechazan su amor. Esta idea encontró admirable expresión en el pensamiento tantas veces repetido por el mismo Cristo en sus apariciones de Paray le Monial.”

San Alberto Hurtado

 

“He aquí este Corazón que tanto amó a los hombres hasta consumirse para testimoniarles su amor. Y como reconocimiento sólo recibe de la mayoría ingratitudes, por las irreverencias y sacrilegios, y por la frialdad y desprecio que tienen conmigo en este Sacramento de amor. Y lo que me duele más es que son corazones a mí consagrados que también proceden de esta manera”

Palabras de Nuestro Señor Jesucristo a Sta. Margarita, en junio de 1675.

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12 Promesas del Sagrado Corazón de Jesús, extraídas de los escritos de Santa Margarita M. de Alacoque, reveladas por el Sagrado Corazón de Jesús.

 

              1. Daré a mis devotos las gracias necesarias a su estado.

 2. Pondré paz en sus familias.

 3. Los consolaré en sus aflicciones.

 4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y particularmente en la hora de su muerte.

 5. Bendeciré abundantemente sus empresas.

 6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente inagotable de la misericordia.

 7. Las almas tibias se harán fervorosas.

 8. Las almas fervorosas se elevarán con gran rapidez a gran perfección.

 9. Daré a los Sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.

 10. Bendeciré las casas en que la imágen de mi Corazón sea expuesta y honrada.

 11. Las personas que propagen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.

 12. Yo prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen los nueve primeros viernes consecutivos la gracia de la perseverancia final: no morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos, haciéndose mi Corazón su asilo seguro en aquella última hora.

 

Mensaje de la Reina de la Paz del 2 de junio 2013

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“Queridos hijos, en este tiempo sin paz, yo os invito nuevamente a caminar con mi Hijo, a que le sigáis. Conozco vuestros dolores, sufrimientos y dificultades, pero en mi Hijo encontraréis descanso. En Él encontraréis la paz y la salvación. Hijos míos, no olvidéis que mi Hijo os ha redimido con su cruz y os ha dado la posibilidad de ser nuevamente hijos de Dios, para poder llamar de nuevo “Padre” al Padre Celestial. Amad y perdonad, para ser dignos del Padre, porque vuestro Padre es amor y perdón. Orad y ayunad, porque esa es la vía hacia vuestra purificación. Es el camino para conocer y comprender al Padre Celestial. Cuando conozcáis al Padre, comprenderéis que sólo le necesitáis a Él.” (Mirjana señaló a continuación, que la Virgen pronunció la frase siguiente con firmeza y énfasis): “Yo como Madre, quiero a mis hijos en la comunidad de un único pueblo, en el que se escucha y cumple la Palabra de Dios”. (Luego continuó): “Por tanto, hijos míos, comenzad a caminar con mi Hijo, sed uno con Él, sed hijos de Dios. Amad a vuestros pastores, como mi Hijo los amó, cuando los llamó para serviros a vosotros. ¡Os doy las gracias!”