Apuntes para el Domingo de Ramos

CUARES~2

Queridos amigos blogueros

Inspirado en la Oración colecta de este domingo de Ramos en la Pasión del Señor quiero hacer algunas consideraciones:

“Dios todopoderoso y eterno, tú mostraste a los hombres el ejemplo de humildad de nuestro Salvador, que se encarnó y murió en la cruz; concédenos recibir las enseñanzas de su Pasión, para poder participar un día de su gloriosa resurrección. Él que vive y reina contigo en la unidad  del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos”.

Admirable la voluntad de Jesús que sabe aprovechar cada momento y hasta el final, para darnos lecciones y para mostrarnos el camino seguro- aunque angosto- que conduce a la Vida, pasando  por el umbral de la muerte que Él también ha querido cruzar.

El recuerdo emocionado de Jesús cabalgando sobre el burro, y avanzado en la gloria de su mansa humildad, como guerrero que trae la paz y la salud… es una de esas estampas que nos lo hacen a Cristo tan atractivo y fascinante que podríamos decir otra vez, con el corazón consternado: “¡nunca hemos visto nada igual!”.

Otras veces Jesús se encaminó a la Ciudad santa de Jerusalén, ciudad de paz pero que mata a sus profetas… Ésta es la última vez y el Señor lo sabe, por eso cuida tanto los detalles y se deja abrazar por esa aclamación de los pobres y de sus discípulos que reconocen al Hijo del hombre, al Ungido de Dios. “Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían…”

Jesús, el amigo de  los niños y de los pobres, se deja querer por aquellos que le acompañaron hace  tiempo y le improvisan un domingo de homenaje de gratitud que contrastará- lo veremos a renglón seguido- con el rechazo de los dirigentes políticos y religiosos de Jerusalén.

Nuestra vida conoce momentos parecidos a estos de Jesús. Hemos de aprender a transitarlos como el Señor nos ha enseñado, con el silencio de quien avanza lentamente, a paso de burro, con el corazón ardido por la templanza de quien acoge el afecto de los hombres pero se orienta enseguida al Cielo del Padre donde están los gozos verdaderos.

La liturgia de este domingo se cierra con la venerable lectura de la Pasión del Señor y la comunión sacramental con el Cordero Pascual que ha sido inmolado y se hace presencia eucarística en nuestros altares.

Del Jesús aplaudido por los pobres volvemos la mirada al rostro endurecido del Señor que sigue avanzando- ahora con el peso del leño que le tiraron sobre sus espaldas. “Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado” (lectura de Isaías de la Misa de este domingo).

El guerrero de paz que sonreía desde la montura del burro y bendecía de corazón a su pueblo, ahora calla y sólo habla para confortar a los abatidos que le siguen sin entender lo qué pasa, y para redimir a los que sucumben bajo el peso de tanta misericordia que se muestra en esas llagas vivas y sangrantes que ulceran la carne sacratísima del Señor.

Para los arrepentidos- como el ladrón que agoniza a su costado- habrá indulto y cielo abierto, para otros muchos que se quedan mirando a la distancia, los cubrirá también la compasión y la esperanza del Crucificado que muere por todos.

Jesús en la Pasión nos enseña su pasión de amor por el Padre, y la certeza de ser el Hijo amado, lo libra de la confusión y le abre un horizonte de luz en la negra noche del viernes santo. Cristo  sabe que “hoy” estará en el Paraíso… donde  el Padre lo espera con el abrazo de misericordia y el banquete del vino nuevo del Reino y la fiesta sin fin.

Aprendamos a transitar nuestras pasiones en esta obra de la fe que el Padre nos ha pedido a cada uno, con la certeza de que nunca estamos solos y que el fruto de la vida despunta siempre  en el grano de trigo que muere.

Padre Claudio Bert

¡Si el borrico lo supiera…!

jcjert

¡Si el borrico lo supiera…!

1. Este borrico no sabe
el Borriquero que lleva:
¡oh divino Caballero,
que en un borrico te asientas…!
¡Si el borrico lo supiera…!

2. Nunca tuvo a un hombre encima,
porque ésta es la vez primera,
y le ha tocado ser silla
del Hombre-Dios en la tierra.
¡Si el borrico lo supiera…!

3. Con su pelito mullido
a una cuna se asemeja;
ya Jesús huele a pesebre,
que Encarnación le recuerda.
¡Si el borrico lo supiera…!

4. Camina con alegría
el borrico que se estrena,
y con ojos infantiles
mira a derecha e izquierda.
¡Si el borrico lo supiera…!

5. Sus pezuñas marcan paso,
pero no tocan la tierra,
que va pisando los mantos
que los discípulos echan
¡Si el borrico lo supiera…!

6. Va pisando corazones,
mientras cabalga y alienta:
el mío también lo pisa,
mi sangre que a Cristo besa.
¡Si el borrico lo supiera…!

7. Y Jesús, alma de niño,
fuego de Dios y profeta,
envuelto en adoraciones
a su pueblo se presenta
¡Si el borrico lo supiera…!

8. ¿Por qué eres así, Jesús,
con alma tan fuerte y tierna?
¿Por qué tuviste al final
esa divina ocurrencia?
¡Si el borrico lo supiera…!

9. ¿Por qué eres de enamorar
en borrico de faena?
¿Por qué eres un Dios humano
tan cerca, tan cerca-cerca…?
¡Si el borrico lo supiera…!

10. Una caricia le hiciste
con tu mano a su cabeza,
y con cariño aldeano
le miraste las orejas.
¡Si el borrico lo supiera…!

11. ¡Ya viene el Rey anunciado,
Mesías de las promesas!
Miradle glorioso y bello,
que en un pollino se acerca.
¡Si el borrico lo supiera…!

12. Jesús de mis labios y ojos,
Jesús de la tumba nueva:
beso tus pies adorables
y la bestia que te lleva.
¡Si el borrico lo supiera…!

P. Rufino M. Grández, ofm.cap.