El gran mal de este tiempo es la ¿perdida del alma?, como dice la Santísima Virgen María, «muchos hijitos míos no saben que tienen el alma…..», y este desconocimiento y también descreimiento, hace que en la vida aparezcan enfermedades espirituales, que tanto tienen que ver con las biológicas. Muchas veces y o casi siempre, la enfermedad del alma, se manifiesta en forma de vacío, depresión, desilusión respecto a las relaciones, a la vida, en cierto modo a todo.
Pero cuidar el alma no consiste en buscar una existencia ideal, libre de problemas, porque eso sería un camino que no conduciría a nada, ni siquiera a la sanación, sino en permanecer en el presente, en la vida tal como se presenta, dando un espacio a la espiritualidad mediante la oración, el recogimiento, el ritual y la belleza. Hay que buscar la belleza en todo, en lo cotidiano de todos lo días, de todo lo que Dios me envia, y sobre todo en nuestro alrededor.
El alma tiene tanto luz como sombras, y sólo cuando aceptamos esta realidad nos acercamos a su verdadera naturaleza, llena de misterio. Un misterio que es nuestro, que debemos descubrir, vivir y enriquecer, claramente debemos hacerlo, ya que el cuidado del alma ofrece un programa único para colocar el alma en el centro de la vida y ahondar en sus secretos a través de la mísitica, la oración, el canto, la música y la lectura sagrada, las bellas artes, los sueños.
Mucho es de recomendar, la confianza y la esperanza en la Virgen Santísima, nuestra Madre, la Madre del consuelo, de las penas, del dolor, de los necesitados, enfermos y afligidos, María del Buen Amor…
Ella nos diría para asistirnos y para cuidarnos el alma, …..Necesito tener las manos libres para obrar. No me las ates con tus preocupaciones, confía y déjalas en Mí..
El enemigo no quiere sino eso: agitarte, angustiarte y quitarte la paz. Confía en Mí, reposa en Mí, abandonándote en Mí.
Yo alcanzo de Mi Hijo los milagros dado al abandono y a la confianza que tu tengas en Mí.
No te preocupes, confíame todas tus angustias y quédate en paz, sólo dime a toda hora:
Madre yo confío en ti. Recuerda soy tu Madre y te Amo.
¡Si supieras cuánto TE AMO llorarías de alegría!” jl