Jesús Misericordioso,
que te acercaste a cuantos sufrían
en el cuerpo y el espíritu,
y acariciaste las heridas de muchos enfermos
con el aceite de tu inmensa bondad,
te suplicamos que podamos seguir experimentando
tu cercanía saludable entre nosotros,
especialmente en el misterio de tu Presencia
en el don de la Eucaristía. Amén
P. Claudio Bert (1964/2017)